jueves, 29 de septiembre de 2011

QUE LA LUCHA CONTINÚE, QUE SEA CONSTANTE Y QUE SEA DE TODOS

Sumando y restando, podemos decir con seguridad que hasta ahora el balance de la movilización es positivo. Contamos con una alta aprobación por parte del resto del pueblo que nos ve como un ejemplo de lucha, con nuevos espacios organizados en nuestras facultades que debemos ser capaces de mantener a largo plazo y sobre todo con la certeza de que esta pelea debemos asumirla como un paso más en la disputa por un proyecto educativo liberador y para todos, que no se deje regir por el mercado ni por el afán lucrativo.

No obstante, en estos meses también han quedado al descubierto nuestras debilidades. La dispersión, la conducción vacilante y la crítica debilidad organizativa y propositiva de las bases se ha expresado en la ambigüedad de las propuestas presentadas al gobierno. Tras 4 meses de movilizaciones aún no hemos ganado nada, y no es posible explicar esto echándole la culpa a algún dirigente o a los métodos de negociación, puesto que el problema de fondo está en la falta de claridades y capacidades políticas para constituirnos como un actor antagónico que tenga la fuerza suficiente para imponer sus términos sin pedir permiso. Por esto es que no basta con poner en jaque comunicacional a los partidos políticos dominantes - como son la alianza y la concertación -, ya que la tarea primaria e ineludible a realizar es el trabajo constante y permanente para construir organización y conciencia en conjunto con todos nuestros compañeros, que se proyecte en el tiempo y que sea capaz de levantar luchas mucho más potentes en un futuro. Pero este no es el lineamiento de todo el movimiento ni estamos todos volcados a resolver las carencias que hoy no nos permiten ganar, así sin hacerse cargo de resolver este problema de fondo, hay sectores que plantean “salidas ciudadanas” como un plebiscito o una asamblea constituyente, creyendo que dichos espacios formales servirán para ganar nuestras demandas. Otros incluso valoran la mesa de negociación en su estado actual en pos de obtener alguna ganada pequeña (quizás algunas becas), buscando dejar pronto el conflicto en manos del parlamento.

Dar cuenta de las formas en que la educación neoliberal direcciona nuestros propios espacios, influyendo en la sociedad chilena, es esencial para lograr transformaciones reales y concretas desde nuestras disciplinas hasta modificar el proyecto elitista que La Chile sostiene actualmente. Por esto es necesario enfrentar las contradicciones que la propia universidad genera hoy en día, siendo una institución estatal igual de mercantilizada que el común del sistema de educación superior. Ante esto es necesario que las demandas levantadas por el movimiento estudiantil avancen en fortalecer a las instituciones estatales mermando al mercado educacional, no tan solo quitándole protagonismo al sector privado, sino eliminando cualquier lógica mercantil dentro de las propias instituciones estatales (ventas de investigaciones, títulos, lógicas crediticias, publicidad, etc.)

En los espacios locales ya sea por agotamiento, frustración o pérdida de sentido, cada vez son más los estudiantes que se van restando de las discusiones y actividades de los paros y tomas de nuestra universidad. Y si bien en esta fase de la movilización nos hemos visto forzados a discutir sobre el cierre de semestre y sobre los procedimientos de bajada o mantención de los paros, no puede ser que esos temas sean los que ocupen la mayor parte de nuestro tiempo ya que nos entrampan en formalidades y nos hacen olvidar nuestras reales tareas y desafíos, que son mucho más importantes y urgentes. Hacemos un llamado a retomar la discusión sobre la necesaria continuidad de la lucha, sobre cómo lograr que el movimiento estudiantil sea capaz de construir, disputar y vencer con o sin clases, con o sin pruebas.

Pese a que el panorama pueda parecer difícil debemos juntar más fuerzas, pues sabemos que si no hay acuerdo posible entre los estudiantes y la educación neoliberal la pelea será larga y frontal. Hoy es necesario presionar al gobierno, pero es mucho más urgente fortalecer lo que hemos avanzado y construir lo que falta. Nuestras decisiones deben tener perspectivas estratégicas a mediano y largo plazo, no podemos hipotecar el futuro del movimiento por su presente inmediato ya que para transformar la educación y la sociedad en su conjunto no basta con movilizarse algunos meses o con pelear un año, hay que organizarse todos los días y prepararse para vencer. La necesidad de realizar cambios profundos y radicales nos exigen a todos estar a la altura.

NUESTRAS DEMANDAS SON JUSTAS, NUESTRA REBELDÍA TAMBIÉN.

El Despertar – FEN

La Revoltosa – INAP

NODO – Derecho

Plataforma Colectiva – Sociales

Sept 2011