domingo, 5 de junio de 2011

DERECHO A PARO, POR LA EDUCACION PUBLICA!

Como Nodo declaramos nuestro apoyo rotundo al paro y la necesidad de que los estudiantes seamos parte activa y participativa de la movilización:

1. Porque la movilización no es desgastarse, es inyectar fuerza. Basta de la campaña de terror sobre las movilizaciones: la única manera que hemos tenido de ser escuchados ha sido saliendo a la calle, con las tomas y los paros.

2. Porque hasta las universidades supuestamente públicas están funcionando bajo la lógica del mercado. Es un momento crítico, estamos entrando de lleno al punto sin retorno de la educación pública y es nuestro deber manifestarnos. Es el momento de actuar

3. El Paro es una forma de movilización valida y necesaria, que nos da tiempo y no es excluyente con otras formas de movilización. La historia ha sido categórica al demostrar que las mesas de diálogo y las negociaciones extensas llevan a nada, especialmente, cuando el interlocutor designado para negociar es dueño de una universidad privada caracterizada por el lucro y la elitización grotesca. La participación de la movilización es esencial. Si tiene alguna idea, HÁGALA.

4. Porque Derecho no está movilizado y tiene el deber de movilizarse. La idea de que hemos estado movilizados desde el inicio de las marchas, no es más que un tranquilizador de conciencia y una falsedad. Las movilizaciones tienen que ser fuertes y consistentes: no se trata de ir a marchar una vez cada tres semanas, es de hacer notar la cantidad de fuerza y acción de la que es capaz el estudiantado. Nosotros nos quedamos en el apoyo marginal, del otro lado del vidrio, una vez cada cierto tiempo: eso NO SIRVE.

5. Porque la movilización es generalizada. Porque ya están tomadas la u de playa ancha, la Católica de Valparaiso, la Arturo Prat y la Universidad de la Serena; también están en paro la UTEM, UMCE, la Federico Santa María, la USACH, la Católica del Maule, la Universidad de Concepción, la Universidad de Atacama, Universidad de la Frontera, la Católica Santísima de Concepción, y en la Chile varias carreras.

6. Porque nuestras prioridades están claras. Prefiero menos vacaciones y una recalendarización de pruebas a una educación de mercado, elitizada, mediocre y disminuida al fin privado de turno.

jueves, 2 de junio de 2011

Elementos para discutir una propuesta que apunte a cambiar radicalmente el acceso a la Educación Superior en Chile.

“La más sencilla observación muestra que en todos los contrastes notables que se manifiestan en el destino y en la situación de dos hombres, tanto en lo que se refiere a su salud y a su situación económica o social como en cualquier otro respecto, y por evidente que sea el motivo puramente “accidental” de la diferencia, el que está mejor situado siente la urgente necesidad de considerar como “legítima” su posición privilegiada, de considerar su propia situación como resultado de un “mérito” y la ajena como producto de una “culpa”.

Max Weber, Economía y Sociedad

La marcada elitización a la que se ha sometido permanentemente la matrícula de nuestra Universidad, la matrícula de las universidades llamadas “tradicionales” en general y en particular de nuestra Facultad, no puede dejar a nadie indiferente. Como es sabido, actualmente el mecanismo principal por el cual se ingresa a la Universidad es la PSU, la cual está directamente vinculada con el colegio de procedencia y el nivel socioeconómico (NSE) de los estudiantes.

Pero más allá de centrarse en la necesaria crítica a la PSU, el presente documento pretende contribuir con elementos que aporten al debate sobre cómo materializar un sistema de acceso diferente, basado en principios que, aplicados de manera progresiva desde nuestra Facultad, permitan proyectar propuestas de fondo a la totalidad del sistema de Educación Superior (ESUP).

1. La discusión al interior del grupo de investigación CESCC-OPECH

Hace ya dos años se conformó por iniciativa del CESCC un grupo de investigación con apoyo de la OPECH y estudiantes de nuestra Facultad[1], con el objetivo de abordar el tema del acceso a la ESUP bajo la premisa de que éste se encuentra fuertemente estructurado en términos de clases, es decir, fundamentalmente orientado a satisfacer las necesidades de los sectores más acomodados de la sociedad chilena, así como parcialmente abierto a las aspiraciones de la llamada “clase media” para evitar un descontento generalizado.

Luego de estudiar detenidamente el tema, una de las conclusiones a las que se llegó más tempranamente en dicho grupo de investigación, es que plantear el debate a partir de nociones como el talento, el esfuerzo individual o la “meritocracia” -noción que abarca las dos anteriores- como un objetivo deseable y/o un mecanismo de selección, implica dar una batalla de ideas reconociendo de antemano la victoria de quienes han generado conscientemente el descalabro que se puede apreciar en la ESUP para satisfacer sus propios intereses.

Para explicar esto deben aclararse de inmediato algunas cosas. En primer lugar, ¿Qué es la “meritocracia” exactamente y qué problema podría haber con ella? Profundamente funcional y ligado al sistema neoliberal, este concepto (originario del discurso filosófico del liberalismo, y conducente a su ideal de “sociedad capitalista con movilidad social”) propio más bien de un discurso de centro-derecha, ha sido apropiado por diversos sectores de izquierda o progresistas, quizás acríticamente, sin advertir las consecuencias de su aceptación.

Escondiendo las razones estructurales y sociales que condicionan inexorablemente los resultados en el ámbito de la educación, la aparentemente noble y neutral meritocracia, opera y siempre ha operado como un discurso naturalizador y legitimador por excelencia de las desigualdades a la hora de evaluar los éxitos o fracasos de los individuos, generando una falsa oposición entre exitosos y perdedores, que encuentra su expresión más radical en el hecho de que los propios estudiantes tiendan a sentirse plenamente “culpables” por sus resultados sin considerar sus condiciones materiales, ya sean ventajosas o perjudiciales.

Bajo la promesa de que solo en base a los propios méritos uno obtiene la posición social en que se encuentra, una sociedad con una fuerte concentración de la riqueza en un puñado de familias intenta desviar la incómoda idea de que no se trata de cuanto esfuerzo y empeño ponga un humilde trabajador: los límites de la movilidad social vienen determinados por la estructura misma del sistema económico que genera la desigualdad y la convierte en ley. Y sería la más criminal de las cobardías que las ciencias sociales no sean capaces de ponerlo en evidencia.

2. El acceso en la Universidad de Chile y el baile de los que… se esfuerzan

En el ámbito de la educación, apelar al esfuerzo o al talento -que son las dos caras de la meritocracia- para determinar quiénes ingresan a la ESUP, trae consigo dejar de lado importantes elementos respecto al desarrollo de las habilidades personales y de la influencia que tienen los distintos entornos sociales de los individuos.

En primer lugar, el talento es un elemento que se desarrolla a lo largo de la vida, y solo en una ínfima proporción responde a factores biológicos: la clave está siempre en las posibilidades materiales que tienen los individuos de desarrollar ciertas habilidades y de los estímulos que refuercen dichas actividades. En segundo lugar, la noción de esfuerzo es bastante relativa y difícil de medir. Por ejemplo: ¿cómo comparar al único estudiante que en un colegio municipal precario logra sacar 500 puntos, con aquel que en un colegio particular obtiene fácilmente 650 puntos junto con varios compañeros? ¿Quién se esforzó más?

En efecto, un estudio del grupo de investigación CESCC-OPECH constató que en FACSo los estudiantes que provienen de colegios particulares (que representan apenas a un 4% del total de colegios en Chile) no necesitan ser destacados en su establecimiento, basta con que estén en el promedio o incluso por debajo de éste para sacar el puntaje suficiente para ingresar a la Facultad, mientras que los que vienen de colegios municipales (cerca de un 43% del total de colegios) deben estar en su mayoría por sobre el promedio de su colegio para que su puntaje les alcance.

Pero lo interesante es la interpretación que se puede hacer de estos datos: en vez de indignarse y exigir al cielo que los estudiantes de colegios particulares deban ser los más esforzados para entrar a la Universidad, es mejor preguntarse ¿Por qué en cierto tipo de colegios el mérito no es un requisito excluyente para llegar a la ESUP, mientras que a los estudiantes más pobres se les exige como si fuera una regla imprescindible? Este sencillo fenómeno demuestra que no es realmente necesario ser “el mejor” de un curso o de una generación para llegar a la Universidad, y que si se exige en un sector y no en otro es porque hay un grupo social que quiere mantener como privilegio el acceso, o la posibilidad del acceso a la ESUP, y restringirlo controladamente a la mayoría de la población.

En relación a este mismo dato, y al observar la composición de la matricula de la Universidad según tramos de ingreso ¿Por qué se le exige ser los mejores a los individuos de menores recursos para acceder a la ESUP, mientras que de los sectores más acomodados puede acceder la mayoría independientemente de su ranking en el colegio? ¿Por qué la composición de la matricula sobre-representa a los sectores más acomodados y a su vez sub-representa a la mayoría de la sociedad? ¿Qué justicia hay en esto?

Como se puede apreciar la respuesta es más política que técnica, apela a lo que se quiere entender como educación. En ese sentido, al utilizar la noción de mérito como criterio para el acceso se apunta a mantener los cierres sociales y a la permanencia de privilegios de los grupos más favorecidos; como también a través de la casuística y el milagro de que algún estudiante de los primeros quintiles logre estudiar, se pueda decir que el sistema realmente funciona. La PSU como herramienta de “medición” construida en base a esta ideología de la meritocracia sirve entonces para crear este filtro y estos “casos ejemplares” de “esfuerzo”, “méritos” y “ascenso social”. En este sentido, resulta de gran relevancia el para qué sirve la educación superior y, luego de ello, posicionarse ante el argumento hegemónico meritocrático que tiene por ideal el mito de la igualdad de oportunidades. ¿Qué otra opción de ideal tenemos? La educación como derecho universal y gratuito, y la igualdad de resultados como horizonte.

3. ¿Qué hacer en FACSo? Buscando otro tipo de respuestas

Ahora bien, a pesar de la visión política que se puede construir en torno al tema de acceso a la ESUP, se deben considerar las capacidades de acción que se tienen actualmente y las iniciativas que se han llevado a cabo en los espacios de la Facso. Es así como aparecen los Cupos de Equidad, una propuesta construida desde la Facultad para enfrentar el gran tema de la desigualdad en educación, que apuesta por dar cabida en el ingreso a estudiantes que por medios normales no lo hubieran conseguido. Sin embargo, a pesar que con este cupo se cuestionan ciertos parámetros con que se mide el derecho de un estudiante a entrar a una institución de educación superior, no es un mecanismo que haga temblar en lo más mínimo al sistema de educación en general. Sólo al poner la barrera de los 600 puntos se dejan afuera al 44% de los establecimientos educacionales, que son aquellos que no logran siquiera que 1 estudiante logre ese puntaje[2]. Asimismo, dentro del selecto grupo de los 64 colegios municipales y particulares subvencionados que logran un promedio PSU igual o mayor que 600 puntos, se observa que tienen un I.V.E. promedio de 35,5%, vale decir, son establecimientos que no presentan altas tasas de vulnerabilidad en sus alumnos. Incluso de los 64 colegios según la JUNAEB, el 78% se les considera como medio-alto y el 17,2% como alto. De estos establecimientos el 74% no tenía necesidad de subvención preferencial (Directorio SEP 2010). Por lo tanto, ¿qué cambio sustantivo pensamos hacer cuando este mecanismo de acceso igualitario no logra enfocarse en aquellos estudiantes que tienen una reducida o nula posibilidad de entrar a la educación universitaria y, por el contrario, atiende a un sector donde ya es una alternativa real entrar a una institución de este tipo?

Siguiendo con lo anterior, otro de los aspectos que surgen en torno a los Cupos de Equidad, es la pertinencia de incluir a colegios emblemáticos dentro del foco a quienes se les destina este ingreso especial. Cuando se espera que el sistema de educación sea considerado realmente como un derecho y que en la práctica se traduzca en el hecho de que todos tengan la posibilidad de recibir una educación de calidad, el potenciar y dar más beneficios a colegios que desde la básica están seleccionando a los mejores estudiantes es un acto que contradice tal visión. Los colegios emblemáticos se caracterizan por el alto nivel educativo que imparten, pero también por operar bajo la misma lógica de la meritocracia, puesto que al elegir a los mejores es más fácil cumplir con el rol educativo de tales instituciones. Entonces, los Cupos de Equidad estarían dando más facilidades a quienes en sí ya cuentan con altas posibilidades de entrar a una institución de educación superior, lo que no sería malo si no fuera por el hecho de que se excluye a sectores de estudiantes que no cuentan con tal preparación.

Por último, si vamos a hablar sobre la importancia de generar mecanismos de acceso igualitario, no podemos dejar de lado o quitarle importancia a las condiciones de estudio y continuidad de los estudiantes en sus respectivas carreras. En una facultad como la de Ciencias Sociales de la Chile, donde una gran cantidad de los estudiantes vienen con una alta preparación académica, se genera prácticas socioculturales a partir de un perfil de estudiante que no tiene grandes problemas para dedicarse a la universidad. Sin embargo, si estamos apostando por cambiar la composición social de la facultad, es necesario también transformar las prácticas con que se imparten las clases, vale decir, desarrollar un estamento docente que se haga partícipe de forma real de este proceso y genere dinámicas de estudio que aborden tales problemas, de tal manera que se tienda a una igualación en el rendimiento de todos los estudiantes de su clase. No obstante, no toda la responsabilidad recae en el estudiante ni en los profesores, sino que la Facultad como institución también debe aprender a abordar tales problemáticas; no se puede suponer que todos los jóvenes que ingresen tendrán las mismas condiciones materiales para poder dedicarse a sus estudios, es decir, asumir que todo estudiante tiene acceso a internet, que cuenta con el tiempo suficiente, que no debe trabajar al mismo tiempo que estudiar, y una serie de otros factores, genera ciertas dinámicas que imposibilitan la continuidad de los mismos estudiantes que buscamos hacer ingresar.

El Centro de Estudios Sociales Construcción Crítica apela a la noción de educación como un derecho y, en ese sentido, el acceso a la ESUP no debería estar condicionado por factores socioeconómicos, pues el horizonte es llegar a una Universidad donde exista universalidad en el acceso. Para que se tornen más evidentes las contradicciones inherentes al modelo neoliberal de la Universidad, como también en el conocimiento que dentro de ella se genera, de las prácticas de desigualdad que reproduce y finalmente del modelo de sociedad que legítima. Por tanto, sólo cuando nos planteemos que la educación es un derecho, por ende, una necesidad, podemos entender que hoy en día la educación no debe ser sólo una forma de generar movilidad social, sino que las instituciones educativas deben estar orientadas en su conjunto a pensar el país en que queremos vivir para así aportar al bienestar general de la sociedad, a partir del desarrollo científico, artístico e intelectual para que sea un aporte a las transformaciones que Chile necesita, de las cuales ya todos sabemos que una de ellas es universalizar el derecho a la educación para todos los sectores del país.

No se debe olvidar por tanto ese horizonte a la hora de desarrollar políticas que mejoren el acceso en el corto plazo, y hay que tenerlo en cuenta cuando analizamos cada política que se busca instaurar en las facultades de la Universidad. Pero mientras se siga la lógica del mérito en la confección de propuestas de acceso, la educación como derecho se seguirá alejando otros diez pasos si el movimiento estudiantil insiste en seguir caminando por ese sendero, ya que solo tiende a mantener la desigualdad social y a seguir depositando toda la culpa en los estudiantes por el poco esfuerzo que ponen en sus estudios.

[1] Mayor información sobre el trabajo de dicho grupo en www.debateacceso.blogspot.com y www.construyendocritica.org

[2] Fuente propia, obtenida a partir del cruce de datos de IVE 2011 y PSU 2010.

* Para ver tablas y gráficos: http://www.lachispa.cl/2011/06/02/declaracion-sobre-acceso-cescc/